Cuerpo y alma

Podemos decir que el cuerpo es un templo. Dentro del templo se halla el altar, el corazón. Dentro del altar se halla la deidad, el alma. Ahora bien, hablemos solo del alma y el cuerpo. Estos son como una casa y su dueño. El alma es la dueña y el cuerpo es la casa. El alma y el cuerpo se complementan. Sin el alma, la dueña, la casa es inservible. El alma trabaja dentro del cuerpo, así como también con el cuerpo, a través del cuerpo y para la conciencia del cuerpo. Asimismo, sin el cuerpo, el alma no tendría un lugar donde vivir; no podría manifestar sus cualidades en la tierra. Cuando la dueña está allí, y el cuerpo se halla en perfecta condición, entonces el mensaje del alma puede ser revelado y colmado.

Tenemos que saber lo que el alma y el cuerpo pueden ofrecernos. El alma puede ofrecernos la realización; el cuerpo puede ofrecernos la manifestación. Para manifestarse, el alma necesita al cuerpo. Para realizarse, el cuerpo necesita al alma. El cuerpo ofrece su capacidad en el servicio; el alma ofrece su capacidad en la meditación. De esta manera van perfectamente juntos.

La tierra es el campo de la realización y, al mismo tiempo, el campo de la manifestación. La realización de Dios únicamente puede alcanzarse aquí en la tierra, y no en otras esferas, no en otros mundos u otros planetas. Quienes se preocupan por la realización de Dios tienen que aceptar un cuerpo humano y entrar en este mundo. Asimismo, únicamente sobre la tierra y a través del cuerpo físico puede el alma manifestar su propia divinidad, que es Paz infinita, Luz infinita, Dicha infinita. El cuerpo necesita del alma; el alma necesita del cuerpo. Para la realización de la Verdad más alta, el cuerpo necesita del alma; para la manifestación de la Verdad más alta y más profunda, el alma necesita del cuerpo.

Si el alma no trata de inspirar e iluminar al cuerpo, este continuará ciego, ignorante, oscuro e impuro. Y sin la cooperación del cuerpo, el alma continuará sin manifestarse, casi inservible. A menudo vemos que el alma está implorando la realización y la manifestación a través del cuerpo, pero el cuerpo no le está respondiendo. Tal vez el cuerpo sea físicamente fuerte, pero si no está aspirando a la luz y la verdad interna que el alma puede ofrecerle, entonces el alma no puede colmarse.

El cuerpo y el alma no son inseparables sino complementarios. El alma puede existir sin el cuerpo, aunque no pueda manifestarse. El cuerpo no puede existir más que unas pocas horas sin el alma. Para su mutua plenitud, cuerpo y alma se necesitan el uno al otro.