Creo que el amor siempre es el mismo, ya sea humano o divino. ¿No es cierto?

No, mi joven amigo, el amor humano y el Amor divino son dos cosas completamente diferentes. Si yo te doy quince centavos y tú me das un dulce, eso se llama amor humano. En el amor divino, tú no esperas mis quince centavos. Me das el dulce alegremente por iniciativa propia. El amor divino es sacrificio y dentro de ese sacrificio estamos cumpliendo, consciente o inconscientemente, la Voluntad de Dios. En el amor humano mostramos el amor del comprador y el vendedor, que es sinónimo de interés propio. Fíjate, no estoy diciendo que los seres humanos no puedan expresar el Amor divino. Pueden hacerlo y a veces lo hacen. Pero el Amor divino consistente es, hoy en día, raro en los seres humanos.